la Independencia de
Bolivia
La invasión de los Incas supuso
la imposición de sus leyes, tributos, administración, cultura y lengua
(quechua) a gran parte de los pueblos del territorio actual de Bolivia.
Este extenso territorio dependió del imperio
peruano, cuya capital era Cuzco, el “ombligo del mundo”.
Durante la conquista española,
Francisco Pizarro mandó a su hermano (Gonzalo Pizarro) a conquistar el Callao y
Charcas, Bolivia actual en 1538,
Faltaba alrededor de 60 años para
conquistar todo el territorio.
En 1561 se instala en la ciudad de la
Plata (actual Sucre) la
Real audiencia de Charcas, la autoridad jurídica suprema del Alto
Perú. El objetivo era crear un nuevo centro administrativo regional para
controlar esa zona, prolífica en plata.
Fue así que el imperialismo español
tomó esa parte de América, atraído por las grandes reservas de oro y plata.
Las nuevas ciudades, creadas por los
conquistadores, se llenaron de asambleas, de aparatos de justicia, de alcaldías
y, por supuesto, de autoridades militares.
Esta autoridad impuso, por la fuerza
y el abuso de poder, su cultura y
religión, explotó al pueblo y se benefició
de sus recursos, lo que despertó un sentimiento de odio y rencor hacia el poder
español.
Las medidas represivas de los
españoles motivaron múltiples rebeliones (como los sublevamientos de 1780), una
de ellas fue la de Tupac
Catari, que
sitió a la
ciudad de La Paz durante 109 días. Este movimiento
indígena fue violentamente reprimido y sus líderes fueron ejecutados el
13 de noviembre de 1781.
Las ideas independentistas impulsadas
por la revolución francesa (1789), la independencia de los Estados Unidos (1776)
y la invasión de España por Napoleón Bonaparte en 1808, se reprodujeron también
en los espíritus sudamericanos.
Los primeros sublevamientos tuvieron
lugar en 1809 en Chuquisaca y en La Paz.
En 1809, un grupo de revolucionarios de
La Paz, bajo el comando de Pedro
Domingo Murillo, proclaman, por primera vez, la independencia
del Alto Perú.
Un año después, Buenos Aires, capital
del Virreinato del Río de la Plata, se declara independiente de la corona.
Tropas argentinas se enfrentaron
contra los realistas españoles en la batalla de Suipacha el 7 de noviembre
de 1810. Un año después, en la Batalla de Guaqui, el general Goyeneche,
comandando fuerzas militares realistas, derrotó a las tropas argentinas.
Los enfrentamientos militares y
guerrilleros duraron hasta 1816.
Es a partir de Chile que, en 1820, se
pone en movimiento una gran batalla militar para liberar el Alto Perú. El
ejército de San Martin, después de múltiples batallas,
logra
entrar a Lima el 12 de julio de 1821 y proclama la independencia el 28 de julio de 1821.
El 6 de agosto de 1824, en la batalla de Junín, Bolivar
derrota a Canterac, esta victoria constituye el primer paso hacia la
victoria final de Ayacucho.
El 9 de febrero de 1825, el Mariscal Sucre
convoca a las provincias del Alt
o Perú a un congreso, donde se
decidiría el destino de la nación, que estaba sujeto a tres posibilidades:
pertenecer al Río de la Plata, mantener la adhesión al Perú o exigir la independencia
total.
La asamblea deliberante, llevada a
cabo en Sucre, el 10 de julio de 1825 determina por unanimidad la
independencia total del Alto Perú (Bolivia).
Finalmente, el Presidente de la
asamblea, José Mariano
Serrano, con la ayuda de una comisión, redacta “el
Acta de Independencia”, poniendo como fecha simbólica el 6 de agosto 1825, en
homenaje a la batalla de Junín.
Por decreto se determina que el nuevo
Estado llevará el nombre de Bolivar,
en homenaje al Libertador, que al mismo tiempo es declarado Padre de la patria.
Bolivia nace a la vida independiente
con los territorios que conformaban la Real Audiencia de Charcas, que en ese
entonces comprendía cuatro provincias convertidas en los departamentos: de La
Paz, Chuquisaca (con Sucre como capital), Santa Cruz, Cochabamba, Potosí y poco
después se crea el departamento de Oruro.
Camino al bicentenario:
Bolivia cumple hoy 185 años y el
Presidente Evo Morales decide hacer una sesión de honor y el
pronunciamiento de su discurso en Santa Cruz.
En el contexto político actual, con
los problemas de autonomización de las regiones (de Santa Cruz en particular),
pronuncia su discurso en Santa Cruz (motor económico del país y centro opositor
de gobierno) y reconoce la importancia de esta ciudad.
Las actividades comenzaron a las
6:30 con un tiro de artillería en el parque Urbano. Después el tradicional Te
Deum, en la catedral, en homenaje a la iglesia católica. En seguida,
otra novedad, sobre la plaza 24 de septiembre, una misa intercultural e
interreligiosa, con la participación de autoridades de
pueblos originarios de Bolivia, seguida de un desfile cívico.
Los cruceños (habitantes de Santa
Cruz) aprovecharon el evento para pedir que no se ice la wiphala(bandera
que representa a las múltiples comunidades indígenas del país), en festividades
oficiales, sobre la plaza principal.
Tanto los estudiantes como la gente
mayor de la ciudad se manifestaron frente al palacio departamental, cantando el
himno cruceño y gritando: “los principios no se negocian”.
La wiphala no es reconocida por todos
en Bolivia, y menos en el oriente (Santa Cruz, Beni y Pando), donde el racimo
hacia los indígenas es todavía muy fuerte.
El Estado Plurinacional de Bolivia
hace honor a su nombre. Esperemos que los esfuerzos de nuestros nuevos
gobernantes por conservar la unidad sean recompensados.